Un equipo de Harvard logra revertir la demencia en ratones con un suplemento del metal, tras demostrar que la deficiencia del elemento impulsa la enfermedad.
La deficiencia de litio es una posible causa del Alzhéimer, según sugiere un reciente estudio que proporciona una nueva teoría de la enfermedad y una novedosa estrategia para su tratamiento. Los autores, de la Universidad de Harvard, han demostrado que el litio, un elemento químico metálico escaso en la corteza terrestre, desempeña un papel esencial en el funcionamiento del cerebro. Los investigadores también han observado que administrar una sal, el orotato de litio, a ratones previene las pérdidas de memoria y las características alteraciones patológicas de la demencia. Los firmantes piden a los ciudadanos que no tomen suplementos por su cuenta, porque pueden ser extremadamente peligrosos, pero urgen a iniciar ensayos clínicos para investigar el efecto del orotato de litio en las personas. Sus resultados se publican este miércoles en la revista Nature, una de las publicaciones científicas más prestigiosas del mundo.
El líder de la investigación, Bruce Yankner, compara el Alzhéimer con un caótico campo de batalla cubierto de cadáveres después de una guerra. Hay tanta destrucción que es difícil saber cómo empezó todo. El propio Yankner descubrió en 1990 que una proteína que se deposita en los cerebros de las personas con Alzhéimer, denominada beta amiloide, puede provocar la degeneración de las neuronas.
Otra proteína, llamada tau, forma ovillos dentro de las células cerebrales de estos pacientes. Y la activación de las células inmunitarias mantiene una neuroinflamación crónica que daña las neuronas y deteriora sus conexiones. El campo de batalla en el cerebro es tan confuso que, más de un siglo después del descubrimiento de la enfermedad en una mujer alemana con pérdidas de memoria, la comunidad científica todavía no entiende cómo surge el Alzhéimer.
El equipo de Harvard quería iluminar el posible papel de una treintena de elementos químicos metálicos, como el hierro y el cobre, en el enigmático proceso que conduce al Alzhéimer. Los investigadores analizaron muestras humanas conservadas en el banco de cerebros de la Universidad Rush en Chicago, una colección con donaciones de miles de personas sanas o en diferentes fases de deterioro cognitivo. Tras medir con una precisión sin precedentes las ínfimas trazas de estos metales, el grupo detectó que solo los niveles de litio se reducían drásticamente a medida que avanzaba el Alzhéimer. El hallazgo encajaba con estudios previos que habían observado un hecho sorprendente: el agua potable con mayores cantidades de litio está asociada a una menor incidencia de demencia en la población. En Dinamarca, este efecto se vio en un análisis de 800.000 personas en 2017.
El grupo de Yankner explica que los característicos depósitos de proteína beta amiloide se unen al litio y lo secuestran, impidiendo su función natural en el cerebro. Esa bajada de los niveles del metal afecta a todas las células cerebrales fundamentales, según recalca el neurólogo. “La deficiencia de litio es un posible mecanismo común para la degeneración multisistémica del cerebro que da lugar a la demencia”, señala. El hallazgo es trascendental, según ha recalcado la Universidad de Harvard en un comunicado. “La idea de que la deficiencia de litio puede ser una causa del Alzhéimer es nueva y sugiere un enfoque terapéutico diferente”, sentencia Yankner.
El papel del litio como estabilizador del estado de ánimo es conocido ―ya hace un siglo era un ingrediente de la receta original de la popular bebida estadounidense 7UP― y se utiliza como tratamiento para personas con trastorno bipolar, depresión o esquizofrenia. El fármaco más común es el carbonato de litio, una sustancia tóxica que puede provocar fallo de los riñones y convulsiones. El equipo de Yankner ha descubierto que otro compuesto, el orotato de litio, es efectivo con una milésima parte de la dosis habitual y no se queda capturado en los depósitos de la proteína beta amiloide. Esta sal previene las alteraciones patológicas y las pérdidas de memoria tanto en ratones que envejecen de manera natural como en otros modificados genéticamente para imitar los efectos del Alzhéimer, según los experimentos realizados en Harvard.
“Como neurocientífico, es fascinante explorar las funciones del litio en el cerebro. Nuestro análisis genético sugiere que el litio afecta a todos los tipos principales de células cerebrales. Sospecho que apenas hemos rascado la superficie”, afirma Yankner, que sigue investigando para allanar el camino a futuros ensayos clínicos del orotato de litio en personas.





