El trabajo analiza seis especies que, debido a la peligrosidad de su veneno y a su capacidad de adaptación a ambientes urbanos, representan una problemática creciente. Los resultados del estudio aportan información para la toma de decisiones y medidas para afrontar esta problemática en el país y en la región.

Especialistas del CONICET lideraron el primer estudio regional sobre la expansión de escorpiones de importancia sanitaria en el sur de Sudamérica. Publicado en la revista EcoHealth, el trabajo analiza seis especies que, debido a la alta peligrosidad de su veneno y a su capacidad de adaptación a ambientes urbanos, representan una problemática creciente para la salud pública. A través de modelos predictivos construidos con datos bioclimáticos y de urbanización, el estudio proyecta su expansión hasta el año 2070, advirtiendo sobre la llegada inminente de algunas de estas especies a regiones actualmente libres de escorpionismo, es decir sin escorpiones de importancia sanitaria, como el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, el sur de Mendoza y San Luis, así como a países como Chile y Uruguay.

Sólo en Argentina se registran anualmente aproximadamente unos 8 mil casos de picaduras de escorpión, y un promedio de dos muertes anuales. Casi todas las muertes por escorpionismo en la región son en niños, siendo raras las muertes en adultos.

Como resultado del trabajo liderado por los especialistas del CONICET, se pudo comprobar que en los últimos 50 años las tres especies partenogenéticas extendieron su distribución, casi un 300 por ciento en algunos casos, instalándose en ciudades por fuera de su área original de distribución, e invadiendo zonas donde no estaban presentes en la naturaleza. “Esto fue gracias al transporte involuntario mediado por humanos, y a su adaptabilidad a zonas urbanizadas. Tityus carrilloi y Tityus confluens, se distribuían originalmente en la región Chaqueña del norte Argentino, el sur de Bolivia y Paraguay, y en los últimos años avanzaron hacia el sur, hasta la latitud de Buenos Aires”, señala Andrés Ojanguren-Affilastro, líder del estudio e investigador del CONICET.

Las especies de escorpiones sinantrópicas (que se han adaptado a vivir en entornos creados o modificados por la actividad humana, como áreas urbanas o rurales alteradas) sólo pueden extenderse hacia nuevas áreas urbanizadas fuera de su área de distribución natural gracias al transporte pasivo involuntario mediado por actividades humanas, generalmente junto con mercaderías. Es por esto que se sugiere como medida de control principal, incluir a todas las especies de escorpiones sinantrópicas del sur de Sudamérica dentro de los objetivos de los controles fitosanitarios fronterizos.

Una vez que estos escorpiones se han establecido en una zona ya no es posible erradicarlos. En general suelen establecerse en el subsuelo de la ciudad, en cloacas, sótanos y túneles de trenes subterráneos entre otros lugares.

Frente a un caso de picadura sólo debe limpiarse la zona afectada y acudir lo antes posible a un centro sanitario, en lo posible llevando al escorpión muerto para que lo identifique el personal de salud y evalúe si se trata de una especie peligrosa, explican los especialistas.

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