Una reciente investigación publicada en la revista científica Nature descubrió que quienes recibieron la vacuna tuvieron un 20 % menos de probabilidad de desarrollar algún tipo de demencia como el Alzheimer.
Es bastante común que un tratamiento médico cause efectos secundarios, como dolor de cabeza, malestar estomacal, somnolencia y, en ocasiones, efectos secundarios más graves. Con mucha menos frecuencia, un efecto secundario proporciona un beneficio inesperado. Este podría ser el caso de la vacuna contra la culebrilla.
El herpes zóster o culebrilla es una erupción cutánea dolorosa y con ampollas causada por el virus varicela-zóster, responsable de la varicela. El virus permanece latente en el tejido nervioso y puede reactivarse y causar herpes zóster en cualquier persona que haya tenido varicela. Por ello, se recomienda la vacuna para prevenir el herpes zóster en adultos mayores de 50 años y en personas mayores de 19 años con un sistema inmunitario debilitado.
Si bien sabemos que la vacuna contra la culebrilla es eficaz para prevenirla, cada vez hay más evidencia de que también podría reducir el riesgo de demencia, una enfermedad devastadora para quienes la padecen y sus familias. Actualmente, se estima que nueve millones de personas en Estados Unidos padecen demencia. Se prevé que esta cifra se duplique para 2060, principalmente debido al envejecimiento de la población. En la mayoría de los casos, no existen tratamientos altamente efectivos. Una medida preventiva eficaz podría tener un impacto enorme, especialmente si es segura, económica y ya está disponible.
El hallazgo
Algunos estudios han descubierto que tener herpes zóster aumenta el riesgo de padecer demencia en el futuro. Esto ha llevado a los investigadores a explorar la posibilidad de que la prevención del herpes zóster mediante la vacunación pueda reducir el riesgo de demencia.
Un estudio de más de 300.000 adultos encontró que entre los mayores de 70 años, la demencia era menos común entre quienes habían recibido la vacuna contra el herpes zóster que entre quienes no la recibieron.
Un estudio con más de 200.000 adultos mayores comparó las tasas de demencia entre quienes recibieron una vacuna más reciente (recombinante) contra el herpes zóster y quienes recibieron una vacuna más antigua (viva) que ya no está aprobada en EE.UU. Los investigadores descubrieron que el riesgo de demencia era menor seis años después de recibir cualquiera de las vacunas. Sin embargo, el efecto fue mayor con la vacuna más reciente: quienes recibieron la vacuna recombinante pasaron más tiempo sin demencia (164 días más) en comparación con quienes recibieron la vacuna más antigua.
Quizás la mejor evidencia que sugiere que la vacuna contra el herpes zóster previene la demencia proviene de un experimento natural publicado recientemente en la revista Nature.
Un experimento natural aprovecha las circunstancias del mundo real dividiendo a las personas en un grupo expuesto y un grupo no expuesto y luego comparando resultados específicos.
Algunos ejemplos de exposiciones podrían ser una enfermedad (como la pandemia de COVID), una política (como la prohibición de fumar en un Estado) o una vacuna (como la vacuna contra el herpes zóster).
Los resultados pueden incluir aprendizaje virtual versus aprendizaje presencial durante la pandemia, enfermedades relacionadas con el tabaquismo en un estado con prohibición de fumar en comparación con un estado sin esa prohibición, o tasas de demencia entre personas que recibieron o no una vacuna.
Los estudios de experimentos naturales evitan los desafíos de tener que reclutar a cientos o miles de sujetos de estudio que podrían diferir entre sí de manera significativa, o que podrían alterar su comportamiento porque saben que participan en un estudio. Los resultados pueden ser incluso más valiosos y tan creíbles como los ensayos aleatorizados estándar.
¿Qué analizó este estudio experimental natural?
En 2013, Gales puso la vacuna contra el herpes zóster a disposición de las personas según su fecha de nacimiento: todas las personas nacidas después del 2 de septiembre de 1933 eran elegibles, mientras que quienes nacieron antes de esa fecha no lo eran. Los investigadores aprovecharon esta oportunidad para analizar los historiales médicos de casi 300.000 personas: la mitad tenía dos semanas más que la fecha límite y la otra mitad dos semanas menos. El estudio analizó si las personas desarrollaron demencia durante un período de siete años.
Los investigadores descubrieron que, en comparación con los que no recibieron la vacuna contra el herpes zóster, los que la recibieron desarrollaron herpes zóster con menos frecuencia; tenían un 3,5% menos de probabilidades de desarrollar demencia a lo largo de siete años (una reducción del 20%) y más probabilidades de estar protegidos contra la demencia si eran mujeres.
Un estudio de este tipo no puede demostrar que la vacuna contra el herpes zóster prevenga la demencia. Sin embargo, junto con los estudios citados anteriormente, existe una fuerte sugerencia de que sí lo hace. Necesitaremos estudios adicionales para confirmar el beneficio.
¿Por qué la vacuna contra el herpes zóster podría prevenir la demencia?
Ante cualquier hallazgo científico inesperado, conviene preguntarse si existe una explicación razonable. Los científicos lo llaman plausibilidad biológica. En general, cuanto más plausible sea un resultado, mayor será la probabilidad de que se sostenga en investigaciones posteriores.
En este caso, varias líneas de razonamiento explican cómo una vacuna contra el herpes zóster podría reducir el riesgo de demencia, entre ellas:
Reducción de la inflamación: prevenir el herpes zóster puede prevenir una inflamación dañina en el cuerpo, especialmente en el sistema nervioso.
Impacto en la función inmunológica: la vacunación podría alterar la función inmunológica de manera que proteja contra la demencia.
Reducción del riesgo de accidente cerebrovascular: Algunas evidencias indican que el herpes zóster puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular . Un accidente cerebrovascular puede contribuir o causar demencia, por lo que la vacunación podría reducir la incidencia de demencia al reducir los accidentes cerebrovasculares relacionados con el herpes zóster.
La observación de que las mujeres tenían mayor protección contra la demencia que los hombres tras la vacunación contra el herpes zóster no tiene explicación. Es posible que la respuesta inmunitaria a la vacunación sea diferente en las mujeres, o que la demencia se desarrolle de forma distinta en ellas que en los hombres.
Fuente: Harvard Health Publishing






