El lipedema es una enfermedad crónica que afecta casi exclusivamente a mujeres y se caracteriza por una acumulación anormal de grasa en ciertas zonas del cuerpo, como las piernas, las caderas y, en algunos casos, los brazos.
Fue reconocido como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018. Esta grasa es dolorosa al tacto, no responde a dieta ni ejercicio y puede generar una gran cantidad de problemas físicos y emocionales.
Algunos estudios apuntan que aproximadamente una de cada 10 mujeres lo padecen, pero la falta de criterios de diagnóstico y el desconocimiento general hacen que el porcentaje real sea difícil de determinar.
La Dra. Soledad Solís, especialista en cirugía vascular del Hospital Privado Central de la Red Imac, explica que el lipedema se diferencia de la obesidad, porque en este caso, la grasa no está distribuida en todo el cuerpo, sino que se acumula especialmente en las piernas, las caderas y la parte baja de los glúteos y muy pocas veces, en los brazos.
Su origen no está completamente claro, pero se cree que tiene un componente genético y hormonal, ya que suele manifestarse o agravarse en momentos de cambios hormonales como la pubertad, el embarazo o la menopausia y su diagnóstico temprano es crucial para mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Al respecto, la Dra Solís sostiene que “uno de los diagnósticos diferenciales del lipedema es que los pacientes vienen a la consulta porque sienten que han engordado las piernas, pero no así el resto del cuerpo; ese es un caso típico de lipedema”.
“Los tratamientos para esta patología son bastantes difíciles porque no responden a las medidas higiénico-dietéticas que podemos dar en otros pacientes, como pueden ser ejercicios físicos, alimentación saludable o tratamientos venolinfáticos: en los casos de lipedema, el tratamiento es muy específico con medicamentos y técnicas de elastocompresión y en algunos casos, podemos llegar a una cirugía de liposucción”, afirma la profesional.
El lipedema es una enfermedad que puede desencadenar otras complicaciones como puede ser una microangipatía, es decir, un daño de los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo, incluyendo arteriolas y capilares, aunque no llega a provocar un insuficiencia venosa. En este caso, los pacientes presentan hematomas y dolor en las zonas del cuerpo que están siendo afectadas por el crecimiento de grasa anormal.
La Dra Solís advierte que cuando el lipedema va avanzando en el tiempo, se rompe la estructura linfática que tenemos, que es la que recoge el líquido el líquido que generamos y puede traer mayores complicaciones también por el peso y la edad, afectando las articulaciones de rodilla o de cadera y aún la columna vertebral. De allí la importancia de la consulta precoz al especialista para evitar el deterioro de las zonas afectadas.



