La respiración no es solo importante por el oxígeno, sino que puede ayudar a la capacidad de memoria de nuestro cerebro y al propio bienestar corporal.

Respirar es como el parpadeo, lo hacemos de forma inconsciente, muchas veces por minutos y ni siquiera le prestamos la atención que realmente se merece. Y es que, la respiración es un proceso que, aunque lo podemos escoger, realmente casi siempre es automático.

Por este motivo, realmente no conocemos la cantidad de beneficios que nos puede reportar una buena respiración. La forma en la que respiramos influye directamente en nuestra actividad cerebral, ya que esta tiene conexiones directas con distintas partes de la corteza cerebral, que es la zona del cerebro implicada en los procesos de aprendizaje, la atención y la memoria.

Hace algunos años, y tras una investigación médica publicada en la revista Journal Neurophysiology, se confirmó que el cerebro reacciona distinto cuando cambiamos conscientemente nuestra forma de respirar, ya sea de manera profunda o si bien lo hacemos sin más.

Cómo afecta la respiración a nuestra memoria

Es bien sabido que la respiración puede influir en nuestra calidad del sueño, en el aguante de nuestro cuerpo al realizar una actividad física o para manejar los niveles de estrés y ansiedad. Pero por primera vez, se ha descubierto que el ritmo de la respiración crea actividad eléctrica en el cerebro humano que mejora los juicios emocionales y el recuerdo de la memoria.

Esto ha sido gracias a los científicos de Northwestern Medicine. Los efectos en el comportamiento dependen críticamente de si inhala o exhala y si respira por la nariz o la boca. En el estudio, las personas eran más propensas a recordar un objeto si lo encontraban en la respiración inhalada que la exhalada, mientras que el efecto desaparecía si la respiración pasaba por la boca.

«Uno de los principales hallazgos en este estudio es que hay una diferencia en la actividad cerebral en la amígdala y el hipocampo durante la inhalación en comparación con la exhalación», dijo la autora principal Christina Zelano, profesora asistente de Neurología de la Universidad Northwestern.

«Cuando inhalas, descubrimos que estás estimulando las neuronas en la corteza olfatoria, la amígdala y el hipocampo, en todo el sistema límbico», añade. Es decir, la actividad ocurre en las áreas del cerebro donde se procesan las emociones, la memoria y los olores.

Cuáles son los efectos de una mala respiración

Respirar es al final casi un acto reflejo de nuestro propio cuerpo, un mecanismo de supervivencia. Pero, pasar por alto una respiración inadecuada, mucho más superficial y agitada, no tienen ningún tipo de beneficio para nuestro bienestar.

Para ello, es bueno establecer una rutina de respiración, en base a ejercicios que te ayuden a controlarla de forma constante, hasta que la práctica haga al maestro. La respiración profunda y consciente mejora no solo la oxigenación del cuerpo, sino que ayuda a reducir la tensión muscular y la ansiedad, así como la concentración. En cambio, esa respiración superficial consigue el efecto contrario, que incluso puede derivar en síntomas físicos como mareos, dolor de cabeza o fatiga.

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