Una investigación señala que esta práctica plantea riesgos para la salud, incluidos dolores de cabeza, insuficiencia respiratoria, sensibilidad dermatológica y reacciones alérgicas.

En muchas culturas, es común quemar incienso para prácticas religiosas y culturales, incluidas meditaciones, celebraciones y cultos espirituales y ancestrales. Un nuevo caso médicamente desafiante que se presentó en la Reunión Científica Anual del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI) del 2024 en Boston advierte que, para las personas con alergias y asma, los problemas de salud derivados de la quema de incienso pueden suponer un riesgo importante para adultos y niños.

“Nuestra paciente era una mujer de 87 años con antecedentes de asma y EPOC, que recibía oxigenoterapia y presentaba dificultad para respirar inexplicable”, afirma Gomeo Lam, BA, autor principal del artículo. “Una historia detallada reveló la quema diaria de incienso. Le recomendamos que dejara de quemar incienso, cosa que la paciente no quería hacer ya que quemar incienso diariamente le permitía expresar homenaje y veneración a sus antepasados. Luego le sugerimos que utilizara dispositivos eléctricos de incienso, lo que produjo una mejoría de sus síntomas”.

El documento señala que quemar incienso plantea riesgos para la salud, incluidos dolores de cabeza, insuficiencia respiratoria, sensibilidad dermatológica y reacciones alérgicas. Los vapores del incienso contienen óxidos de carbono, azufre y nitrógeno, así como formaldehído y otros compuestos volátiles aromáticos policíclicos que son cancerígenos. Por cada gramo quemado, el material particulado generado por el incienso es de 45 mg, a diferencia de los 10 mg de los cigarrillos.

“Las personas que queman incienso pueden no darse cuenta de que los miembros de la familia, incluidos los niños, que están expuestos al humo de segunda mano, enfrentan consecuencias para la salud”, dice la alergista Mary Lee-Wong, autora principal del estudio y miembro del ACAAI. “De manera similar al humo del tabaco, el humo del incienso de tercera mano puede permanecer en los muebles, la ropa y otros artículos y disiparse durante meses”.

Los autores señalan que, además de las implicancias para la salud, la combustión de incienso contribuye a la contaminación del aire y puede suponer un peligro de incendio. Recomiendan que al aconsejar a los pacientes que queman incienso, los profesionales de la salud consideren el significado sagrado de la quema de incienso, pero también reconocen que no se pueden pasar por alto los riesgos para la salud que conlleva esta práctica. Después de evaluar a los pacientes sobre el uso de incienso, los profesionales de la salud pueden recomendar reemplazarlos por vapores eléctricos o aromáticos, simulaciones visuales, mejor ventilación y limitación del tiempo de combustión como estrategias para mitigar los daños y mejorar los síntomas.

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